martes, 17 de noviembre de 2009

SOBRE JUEGOS POPULARES

Conociendo nuestros juegos, estamos conociendo y entendiendo mejor nuestra cultura. Los juegos forman parte de nuestro patrimonio cultural y lúdico. Muchos de estos juegos, van acompañados de canciones populares que nuestros abuelos mas aún recuerdan como si fuera ayer cuando jugaban en las calles del pueblo.


Nosotros, debemos recuperarlas, para que esa tradición no se pierda, y fomentando que los niños y niñas conozcan y valoren esa cultura, haciendo uso de estos juegos en su tiempo libre, inculcándoles que es la forma mas sana de divertirse, apartándolos de las consolas y ordenadores, que no hacen mas que aislarlos del contacto con otros niños.



RECORDEMOS CUANDO:


Cuando los adultos de hoy fuimos niños,
bajábamos solos a la calle y allí podíamos jugar con los amigos a juegos donde lo importante no era el juguete sino el juego.


Cuando esos partidos de
fútbol en mitad de la calle, que se paraban cuando alguien gritaba " COOOOOOOOCHEE!!" y esperábamos a que ese solitario coche pasara para seguir jugando


Cuando en mitad del juego decías altiviri! y el juego paraba pasase lo que pasase


Cuando llegabas el ultimo en el escondite y decías: "POR TODOS MIS COMPAÑEROS Y POR MI PRIMERO".


Y así miles de cosa. Ese desparpajo, esa inocencia, esa imaginacion que habia antes se esta perdiendo, no por que se usen las nuevas tecnologias ni nada por el estilo, sino por que no les enseñamos a jugar a los niños.


La cultura del juego en la calle nos enseñaba a respetar normas, a organizarnos al margen del adulto, a respetar turnos, aprendiamos a tener amigos, y en definitiva a vivir.

Hoy, todos esos juegos siguen siendo tan validos como entonces, pero los niños no los aprenden, y eso es culpa de los mayores. Esos juegos nos los enseñaron nuestros hermanos mayores, nuestros padres, nuestros abuelos... pero ahora la cadena se rompe.


Todo esto que e nombrado antes, por si solo, justifica la necesidad de que les enseñemos a los mas pequeños los juegos populares, tanto por su valor educativo como por su valor cultural.








Alejandro Milán Fernández

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